“Si se encontrara el celular ahí estaría todo para deducir a quién le transfería, qué hacía con el dinero”

Marina Abigail Silva, la subinspectora que mató a sus dos hijos de dos y siete años, presenta deudas con bancos y entidades financieras por casi $ 6,7 millones de acuerdo a los datos oficiales que suministra la Central de Deudores del Banco Central de la República Argentina.

Su padre, Diego René volvió a referirse a los compromisos económicos de su hija y si bien aceptó el monto que se dio a conocer, subrayó: “Más la plata que debía por afuera en negro, que no está registrada en ningún lado”.

Al ser consultado sobre cómo se puede comprobar en qué gastaba la plata, respondió: “Si se encontrara el celular (fue arrojado al dique Cruz de Piedra) ahí estaría todo como para deducir un poco más a quién le transfería, qué hacía con el dinero”.

Expresó que la acción criminal de Marina bajo ningún punto de vista es por las deudas porque por eso “no te desquicias con dos criaturas y directamente las fusilas como hizo ella”.

Asimismo, puntualizó: “Eso quedó en los ojos de ella, cuando se le empiece a bajar la adrenalina de lo que hizo, lo va a pagar. Nosotros realmente no sabemos por qué lo hizo, eso se lo llevó ella. Para mí caducó todo. Hago lo que hago por las familias de los niños como corresponde, pero yo con ella nunca más voy a tener diálogo, nada. Voy a acatar lo que me diga la Justicia”.

Además de las deudas, en la vida de Marina Abigail Silva se encontraban:

· Sueldo embargado

· Violencia física de su ex pareja Jonathan Funes

· Orden de restricción

· Condena a Funes por dos años por lesiones leves, amenazas en contexto de violencia de género y abuso de arma

· Protección psicológica

Un hecho puntual en la vida de la subinspectora y en la que se desatan los mencionados ítems, sucedió el 22 de julio del 2022. La mujer asistió a la Comisaría 2°a para denunciar a Jonathan Funes, quien era el padre de Bautista, el bebé asesinado de dos años.

La presentación fue por actos de violencia física, psicológica y amenazas. El desencadenante fue la intención de comprar un vehículo, donde Funes insistió a Silva a que saque un préstamo para poder adquirirlo y ante la negación de la subinspectora, quiso quitarle el arma reglamentaria que se encontraba en una caja fuerte.

En el conflicto que escaló a golpes, gritos e insultos, acudió el cuñado de Silva, Miguel Ángel Torres que terminó herido.

Posteriormente hubo un juicio abreviado contra Funes que, por lesiones leves, amenazas en contexto de violencia de género y abuso de arma fue condenado a una pena de dos años de prisión en suspenso. El ciudadano de La Toma, tras recuperar la libertad, poseía una orden de restricción contra la denunciante.

Meses después, Silva tomó la decisión de matar a sus dos hijos.